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Ponencia presentada en el Seminario Internacional "Nuevas miradas en la huella del americano" Atlas Histórico de América. 13 y 14 de noviembre de 2017. Santiago. Chile

Premagallania, un caso de difusión ciudadana de la herencia precolombina de Chile
El saqueo o vandalización de las manifestaciones culturales ha formado parte de la actividad humana en todas las épocas. En países con alta riqueza arqueológica es común que el oficio de saqueador se transmita incluso por generaciones.

Desde Latinoamérica hemos exportado la palabra de origen quechua –huaqueo– a otros idiomas, para denominar el saqueo en sitios arqueológicos que los huaqueros realizan con el fin de obtener piezas para su posterior comercialización. Generalmente los huaqueros venden al cliente final, aunque también existen líneas de comercialización de piezas a través de revendedores, que incluso alcanzan el mercado internacional. El fenómeno del huaqueo existe también en Chile, especialmente en el norte del país.

Informes de la Policía de Investigaciones señalan que se “han incautado 24.321 especies arqueológicas y paleontológicas en el periodo correspondiente entre los años 2010 y 2016” (Monumentos.cl/23-06-2017). El Prefecto Gonzalo Barra, Jefe Nacional de la Brigada Investigadora de Delitos Contra el Medioambiente y Patrimonio Cultural (BIDEMA), señala en el número 53 de la Revista PAT, que no hay claridad de quiénes son los huaqueros en Chile, ni de su perfil, aunque es “gente con un cierto conocimiento, gente que se ha dedicado a esto”.

El huaqueo es un delito y el objetivo de quienes se dedican a ello es lucrar con el patrimonio de todos, independientemente de si este patrimonio pasa a manos privadas o no. En ciertos casos reciben la ayuda de la población local con conocimientos de la localización de vestigios arqueológicos, o que han encontrado objetos durante sus faenas.

Existe consenso en que los vestigios arqueológicos tienen un gran valor, generalmente se declara que su valor es incalculable, y esto corresponde según Krebs y Schmidt-Hebbel, a “que una fraccio´n importante del valor de los bienes de patrimonio cultural esta´ situada fuera del mercado.” Se trata según los autores de su valor para investigación, para goce de generaciones futuras, la satisfacción de saber que existen, porque incrementa el turismo, y la educación en la población y contribuyen a la identidad local o nacional (Krebs & Schmidt-Hebbel, 207, 215-216).

Piezas arqueológicas se han transado y se transan actualmente en forma global. Al respecto un estudio de la United Nations Office on Drugs and Crime (UNODC) señala que “como sucede con numerosos mercados ilícitos, los países fuente suelen ser países en desarrollo, mientras que los países mercado son más ricos, países desarrollados.

Lo paradójico de este mercado es que existe desde la antigüedad. En muchas ocasiones colecciones privadas se nutrieron del huaqueo, para posteriormente constituirse en la base de importantes museos y de esta forma pasando a ser parte del patrimonio social. En Chile son emblemáticos los casos del Museo Chileno de Arte Precolombino, que nace de la colección de Sergio Larraín; el Museo Arqueológico de Santiago, fundado a partir de las colecciones de Manuel Santa Cruz y Hugo Yaconi; y el Museo Andino heredero de la colección de Ricardo Claro y su esposa María Vial.

Esta relación entre diferentes actores es tan tortuosa, que incluso economistas neoliberales reconocen que el mercado de bienes culturales es diferente a otros: “El mercado de los bienes culturales físicos presenta características e imperfecciones que justifican una función reguladora del Estado en su protección” (Krebs & Schmidt-Hebbel, 207).

Las motivaciones para reunir objetos de valor arqueológico y en ciertos casos para dañar los sitios, son variadas y no siempre responden a un incentivo económico. El arqueólogo Álvaro Romero Guevara (Romero, 2003) señala una lista de motivaciones, como:

  • La codicia de los saqueadores.
  • El egoísmo de coleccionistas.
  • La ignorancia de excursionistas o turistas, que recogen objetos como "recuerdos" de sitios arqueológicos.
  • La desidia de cualquier ciudadano, que no informa sobre hallazgos o saqueos de yacimientos arqueológicos.
  • La irresponsabilidad de encargados de obras que no acatan la legislación vigente que protege el patrimonio.
  • El descuido de profesionales ligados al turismo, educación e investigación con prácticas inadecuadas.


Es posible agregar otras motivaciones negativas a esta lista, como:

  • La indiferencia de la población local que no percibe su valor social y económico.
  • La necesidad de marcar “yo estuve aquí” incluso sobre los vestigios.
  • El placer de engañar a futuros visitantes, modificando los vestigios.
  • Sentido del humor retorcido, que lleva a remover piedras, por ejemplo de geoglifos.
  • Falta de conciencia nacional sobre el cuidado del medio ambiente, que lleva a las personas a arrojar basura en todo el territorio.


El vandalismo es una de las principales causas del deterioro de los vestigios precolombinos, especialmente de los que se encuentran a la vista como geoglifos, petroglifos y conchales. El fenómeno del vandalismo tiene variados orígenes, aunque el principal es la falta de conciencia de la población sobre la importancia de los vestigios arqueológicos como herencia cultural e identidad común.
No obstante, hay que destacar que a nivel local existen numerosas iniciativas de ciudadanos que realizan una labor social de difusión y defensa de este patrimonio, como por ejemplo:

  • Gabriel Tapia. Las Chilcas, Combarbalá.
  • Ramón Cortés. Agua Colgada, Huasco.
  • Félix Gonzales. Los Perales, Illapel.
  • Ítalo García, Putaendo.


Los gestores de estas iniciativas locales buscan de alguna manera preservar este patrimonio de vestigios precolombinos, ya que le reconocen como un valor de la cultura e identidad local, aunque de igual manera influye la oportunidad de obtener ingresos adicionales como guías, dado el interés creciente de turistas, visitantes y la población por las culturas originarias.

También existen proyectos ciudadanos que buscan poner en valor las manifestaciones culturales de los pueblos originarios. El interés de estos ciudadanos y grupos puede constituir una base de apoyo para especialistas, académicos y autoridades, con vistas a potenciar la conservación y concientización social sobre los vestigios arqueológicos en la población. Algunas de estas iniciativas son:

  • Agrupación Tacitas. Región de Valparaíso.
  • Agrupación Hipascu. Región de Arica y Parinacota.
  • Grupo Nómade Excursionistas de Taltal.

Hay que destacar que el conocimiento local puede ser de gran apoyo para los especialistas. Un ejemplo de cómo un conocimiento local puede pasar a conocimiento científico, lo constituye el descubrimiento de las pinturas rupestres del morro Vilcún en Chaitén. En efecto, un grupo de investigadores conformados por los arqueólogos Rafael Labarca, Alfredo Prieto y Francisco Mena, confirmaron en 2012, las historias de lugareños respecto a la existencia de pinturas rupestres en el Cerro Vilcún, en las cercanías de Santa Bárbara. Domitila Millaquén, relata que conocía estos vestigios desde pequeña, en el verano del ’94: “Cuando fuimos, pensamos que los dibujos y los conchales los había dejado la gente que visitaba el lugar. Fue grande la sorpresa cuando después supimos que eran pinturas rupestres. Qué bonito que eso sea un patrimonio histórico para Chaitén”. (Revista PAT Patrimonio Cultural DIBAM. 53. Diciembre 2012).

Lamentablemente, estos grupos o ciudadanos aficionados también cometen errores producto de la falta de conocimiento de la legislación o falta de conciencia respecto al rol reservado a especialistas para el trabajo de campo en sitios con vestigios arqueológicos. Los errores más comunes son conservar los objetos encontrados, remoción de sitios e incluso extracción de piezas sin informar a las autoridades respectivas, y de esta forma infringen la Ley 17.288 que protege los vestigios precolombinos en Chile como monumentos y patrimonio cultural.

En ciertos casos, incluso se han formado pequeños museos como el Mini Museo de Cobquecura, por Exequiel Valenzuela que "alternaba su trabajo con su pasión, que es desenterrar y recolectar restos arqueológicos, tanto en la comuna de Cobquecura, como en lugares cercanos" (Contenidoslocales.cl). Valenzuela ha sido reconocido por su comunidad como un aporte y como uno de los “Tesoros Humanos Vivos de Cobquecura”. Hay que señalar que su labor autodidacta la realizó cuando no existía una legislación proteccionista fuerte y cuando la mayoría de la población mostraba indiferencia ante las rocas trabajadas, flechas y otros objetos que aparecían en los campos de la zona.

Un caso diferente y emblemático de la actividad privada relacionada con la arqueología y el patrimonio lo constituye Carlos Kuschel, ex alcalde designado de Puerto Montt, durante el año 1989, Diputado de la Región de Los Lagos entre 1990 y 2006, y Senador desde 2006 al 2014. "Kuschel es coleccionista aficionado de arqueología mapuche y de otros lugares del mundo. En 2000 instaló en Puerto Montt el, hoy inexistente, Museo de Piedras Indígenas Monteverde para exhibir su colección personal”, consigna El Mercurio 12 de enero de 2014. La página del Senado resalta que “Desde 1976 integra el Instituto Chileno de Investigaciones Genealógicas y Heráldicas de Chile como miembro de número y preside el Museo de Piedras Indígenas Monte Verde de Puerto Montt desde el año 2000.”

Probablemente su acción más destacada constituye la compra de los terrenos del sitio arqueológico de Monte Verde, declarado Monumento Nacional en el año 2008. En entrevista con el diario El Llanquihue el 23 de mayo de 2016 señala que adquirió los terrenos antes que se declaran Monumento Nacional. “Apenas supe de los hallazgos traté de adquirir y por suerte pude hacerlo de la misma forma en que pudieron realizarlo las autoridades”. Adicionalmente Kuschel mantiene registrada la marca Monte Verde ante el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INAPI).

En términos generales se puedes señalar que en torno a nuestra herencia precolombina, independientemente de sus motivaciones, han girado tradicionalmente diversos grupos de interés: investigadores, población local, huaqueros, revendedores, coleccionistas, turistas, interesados en la cultura, el arte y la historia, vándalos. Sus motivaciones son diversas y en muchos casos son contradictorias:

  • Incrementar el saber.
  • Carreras académicas o de investigación.
  • Buenas intenciones.
  • Valorización y prestigio social.
  • Recolección de recuerdos.
  • Lucrar con el patrimonio de todos.
  • Ignorancia y estupidez.

El deterioro de los vestigios precolombinos y del patrimonio en general es un problema de larga data y de difícil solución. Una constante en esta problemática es que el aprecio por el patrimonio es más elevado en grupos más ricos y con mayor acervo cultural. Por lo tanto, al igual que en otros problemas sociales, parte de la solución es la educación a la ciudadanía y la equidad social.

Sin embargo, a corto plazo, pueden desarrollarse diferentes acciones con ese mismo fin, como mantener y redoblar los esfuerzos de difusión y concientización a la población en torno al valor cultural y de identidad de este patrimonio, contribuir a acercar entre sí a los grupos de intervención positiva como la población local y los investigadores, así como disminuir la acción de los grupos de intervención negativa, como huaqueros y vándalos, desincentivando la compra de piezas arqueológicas.

Es importante que desde el estado, la institucionalidad y la academia, se potencie el trabajo y opinión de grupos ciudadanos en relación al patrimonio precolombino, incorporando a éstos en instancias de participación y difusión, como comisiones, consultas ciudadanas, seminarios e incluso congresos especializados, fortaleciendo de esta forma el intercambio y la educación entre los actores de intervención positiva.

En el caso de la interacción entre investigadores, población local y ciudadanos, los primeros educan en la importancia de no alterar ni extraer piezas de los sitios, para que se mantenga el valor patrimonial de los mismos. En cambio los otros grupos aportan en entregar información de localización de lugares de interés, y en difundir a la ciudadanía los sitios de valor histórico.

Una de las formas más accesibles de difusión corresponde a la labor que realizan personas y agrupaciones a través de internet con sitios web, blogs y redes sociales, donde dan cuenta de su trabajo. A pesar que al igual que en el mundo real, en muchos casos hay confusión de roles, y se asumen interpretaciones arqueológicas, sociales e históricas propias de especialistas, lo positivo es que pueden transformarse en excelente vehículos de difusión y concientización sobre el valor patrimonial de los vestigios, con llegada a público nacional y extranjero.

Premagallania
Premagallania es un proyecto cultural para la difusión ciudadana de la herencia precolombina de Chile. A lo largo del país existen vestigios de los pueblos originarios que habitaban el territorio antes de la llegada de los españoles, como pinturas rupestres, geoglifos, conchales y ruinas. Una parte de estos vestigios son desconocidos para la población en general y otros se encuentran en un estado de deterioro tal, que su existencia como herencia cultural está seriamente amenazada.

Misión. El proyecto Premagallania se enfoca en la difusión social del patrimonio precolombino heredado de los pueblos originarios que habitaban Chile antes de la llegada de los españoles.

Visión. El nombre del proyecto alude al arribo de Hernando de Magallanes al estrecho que hoy lleva su nombre, y de esta forma hace una diferencia simbólica entre el concepto precolombino aplicable a toda América, y el concepto premagallania restringido al territorio nacional. La visión del proyecto es poner en valor cultural los vestigios precolombinos del país, a través de la difusión social, destacando todas las actividades o iniciativas relacionadas con el tema que existen a lo largo de Chile.

Objetivos

  • Captura digital en fotografía y videos del patrimonio precolombino del país.
  • Difusión social de la importancia del patrimonio precolombino del país.
  • Difusión de la Ley 17.288.
  • Difusión del trabajo de instituciones y especialistas sobre este patrimonio.
  • Desarrollar una base de datos de agrupaciones ciudadanas relacionadas con el tema.

Proyecto

El proyecto se enfoca a preservar en forma digital, con fotografías y videos, el patrimonio precolombino conformado por geoglifos, arte rupestre, conchales y otros que se ubican en el territorio nacional para difundirlo a través de internet y libros.

La importancia del proyecto radica en que ayuda a la preservación del patrimonio precolombino nacional, difundiendo socialmente su importancia cultural. Crea conciencia en la población de la importancia de su cuidado y preservación. Hace accesible este patrimonio a través de internet. El proyecto cuenta con un medio de comunicación propio en forma del portal web Premagallania.cl, donde se incorporan fotografías, contenidos relacionados con el tema, y un completo archivo de prensa sobre los vestigios precolombinos.

Bibliografía

  • Krebs, Magdalena y Schmidt-Hebbel, Klaus. “Patrimonio cultural: aspectos económicos y políticas de protección”. Perspectivas en Política, Economía y Gestión, 2 (2) (1999): 207-45.
  • Mackenzie, Simon. “Protección contra el tráfico de bienes culturales”. Viena: UNODC, 2009.
  • Romero, Álvaro, et al. Manual del Patrimonio Cultural y Natural Arica y Parinacota. Consejo de
  • Monumentos Nacionales, 2003.
  • “La cadena del tráfico patrimonial”. Revista PAT Patrimonio Cultural DIBAM (2012): 18-23.
  • www.contenidoslocales.cl.
  • www.monumentos.cl/23-06-2017.

Créditos
Ponencia
presentada en el Seminario Internacional "Nuevas miradas en la huella del americano" Atlas Histórico de América. 13 y 14 de noviembre de 2017. Santiago. Chile. Visualizar libro del congreso Atlas Histórico de América. Pueblos Originarios. Código ISBN 978-956-401-529-3